SLMDV – Capítulo 1

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 Capítulo 1

Una vez amable y gentil


¡Bofetada!


Una mano venosa golpeó una mejilla suave con tanta fuerza que el sonido resonó por el espacio que los rodeaba. La cabeza del niño palpitaba mientras su pequeña palma sostenía su rostro enrojecido.


La mano viciosa pertenecía a una mujer. Había golpeado a un niño varias veces más pequeño que ella. No había señales de remordimiento, solo ojos furiosos e inyectados en sangre que nublaban sus rasgos con una malicia inquietante.


Cayendo sobre la hierba, el niño lloriqueaba incesantemente; sus manos intentaron desesperadamente detener las lágrimas que corrían por sus mejillas, que ahora eran de un profundo tono rojo.


—Lo-lo-siento mucho, madre-. 


Sus sollozos se entremezclaron con disculpas a la mujer que tenía delante, la cabeza inclinada en un intento por cubrir su rostro magullado.


—¿Disculparse arreglará todos tus errores, Hir? —preguntó la mujer, en un tono dulce pero vil.


Tratando de pronunciar sus palabras, el niño respondió con voz temblorosa—: Eso fue un error... h-hu.


—¿Esperas que me crea eso? —La voz de la mujer se hizo aparentemente más fuerte. —¿Debo lidiar con tus mentiras todos los días?


Justo cuando pensó que había llegado al límite de su dolor, sus ojos celestes se llenaron de lágrimas.


La esposa del vizconde Marshmell no mostró piedad hacia el niño como un depredador no mostraría piedad con su presa. Incluso con la sangre goteando de sus extremidades heridas, la mujer parecía imperturbable por sus súplicas.


—No quiero volver a ver tu patético rostro.


El niño rápidamente volvió la cabeza hacia la mujer apática con incredulidad. 


—Madre, me equivoqué, por favor, perdóname. Esto no volverá a suceder. ¡Me esforzaré más! ¡Por favor! —suplicó, su voz estaba abrumada por el pánico.


—No te sirve de nada ahora. Rompiste mi jarrón favorito. Su rostro rígido estaba hirviendo de rabia.


A estas alturas, el niño se había dado cuenta de que un jarrón roto decidiría su destino.


El golpe había comenzado a dejar sus marcas, su rostro se estaba hinchando rápidamente, un tono azul claro estaba invadiendo rápidamente sus mejillas rojas. Sus manos y pies no dejaron de contribuir a esta aborrecible escena, ya que ellos también fueron perforados con fragmentos afilados del jarrón roto. Incluso entonces, continuó suplicando sabiendo bien que era inútil. 


—H-Hu… ¡Madre por favor! ¡Puedo explicarlo!

—Me importa un comino tu explicación. Cierra la boca y sal de esta casa inmediatamente. —dijo la mujer con indiferencia.

Su voz fría e insensible envió escalofríos por la columna vertebral de Hir. El niño se encogió más cerca del suelo como si rezara silenciosamente por misericordia.


La mujer miró al niño lastimero, postrado en el suelo con desdén. Para ella, él era escoria, una existencia patética cuya sola vista la repugnaba. Ella se negó a quedarse en el mismo lugar que él. Con saña, lo golpeó con el pie, luego lo cogió del cuello y lo llevó hacia la puerta. 


—No me hagas decirlo dos veces. —Ella declaró, mientras lo empujaba a la entrada de la casa.


Cuando la conmoción inicial comenzó a desvanecerse, con ojos temblorosos, el niño miró hacia la mujer. Sus labios se separaron en un intento por hacer una última súplica, pero las palabras le fallaron. Poco a poco se fue recomponiendo y con las extremidades temblorosas trató de incorporarse.


La sombra de la madrastra despiadada seguía erguida detrás de él, pero no se atrevió a volverse hacia ella. De mala gana, caminó hacia el umbral y salió. Fue solo ahora que reunió el coraje para mirar hacia atrás al amplio conjunto de puertas que se cerraban permanentemente sobre él.


Sus ojos tomaron la totalidad de la casa, el único mundo que había conocido hasta ahora y lo guardó como un recuerdo en lo profundo de su corazón. Desolado y desamparado, llegó a la inevitable conclusión de que un niño desventurado e indefenso como él no llegaría muy lejos en este mundo cruel y despiadado.


Sin embargo, a la Sra. Marshmell no podría importarle menos.


—Una vez más, dije que no me repetiría. ¿Eres tan tonto que ni siquiera puedes entender eso? 


Hir lo intentó de nuevo solo por el simple hecho de hacerlo. 


—Ma-madre… Estaba equivocado, estaba muy equivocado…


Con sus ojos violetas casi demoníacos, la mujer rechazó a Hir con palabras que continuarían atormentándolo por el resto de su vida antes de golpear la puerta en su cara. 


—No deberías haber nacido.


¡Crujido!


—¡No importa cuántas veces haya leído esto, no puedo soportar leer esta parte en absoluto! 


La mujer, cuya nariz estaba enterrada en la novela, de repente golpeó el libro con un poco de rudeza en su escritorio. Hoy hacía buen tiempo, pero la novela que estaba leyendo le empañó el humor.


En esta novela, la Sra. Marshmell era alguien que era la definición misma de atrocidad. Toda su conducta era absolutamente salvaje, ninguna cantidad de palabras sería suficiente para describir su personalidad fría y villana.


’Lila Marshmell'. El nombre salió fácilmente de su lengua.


Lila nació plebeya, pero nadie podía negar la belleza que poseía. Su familia la había conocido y amado por su personalidad amable y gentil, con su belleza excepcional estaba destinada a convertirse en la concubina del señor de la aldea.


Unos días antes de la boda de Lila con el señor de la aldea, fue absorbida por un fenómeno sobrenatural. Una entidad, de un mundo desconocido, poseyó su cuerpo. En posesión de su cuerpo, Lila escapó del pueblo casi sin pertenencias. Para una plebeya como ella, no habría sido fácil huir de las garras del señor de la aldea, en cierto modo esta entidad era su bendición disfrazada.


Ella también fue solo un personaje secundario en la novela. Dicho esto, no se escribieron detalles sobre cómo se las había arreglado para lograr esta hazaña imposible.


Era una mujer hermosa con una apariencia pura, parecida a un lirio. Cabello, rubio claro y ojos tan hermosos que solo podrían compararse con los de una amatista reluciente. Un vistazo de sus ojos límpidos y quedarían grabados para siempre en la mente de la persona. Su apariencia angelical y su aura santa dejaron una impresión duradera en quienes la encontraron, sin dejar lugar a dudas y desconfianza.


No es de extrañar que pronto se convirtiera en la esposa del rico y divorciado vizconde Marshmell.


Después de su pequeña boda, el vizconde fue infectado con una enfermedad inusual que resultó ser fatal. Poco después se celebró un funeral y, como consecuencia de la muerte de su marido, la conducta de la señora Marshmell sufrió un cambio drástico; su fachada angelical se hizo añicos revelando sus verdaderos colores.


Atrás quedó la amable y gentil Lila, ¿O seguía siendo ella?



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