SLMDV – Capítulo 24

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 Capítulo 24

Un prometido celoso (I)


Lila miró por la ventana de su habitación cuando notó un sonido de golpeteo consistente proveniente de ella. Una paloma mensajera yacía allí con un mensaje atado al tobillo.

—¿Qué?

Con delicadeza, tomó al pájaro y sacó el mensaje del pequeño recipiente.

『¿Cuándo vendrás? Espero tu llegada todo el día con el cuello colgando por la ventana... Vendrás antes de que se rompa, ¿no?』


Lila sabía quién había enviado el mensaje a pesar de que la nota no estaba firmada. El tono claramente pertenecía a Lacias y Lila podía oler su aroma desde el mismo papel.

—¿Qué es eso de que le cuelga el cuello? —Murmuró para sí misma en voz baja con una sonrisa formándose en su rostro—. No es un cachorro esperando a su amo.

Había estado pensando en visitarlo pronto, ya que había prometido verlo después de organizar las claúsulas que escribiría sobre el contrato.

«Bueno, creo que el momento de hoy parece apropiado.»

Lila sacó su propio bolígrafo y papel de su cajón y comenzó a escribir.

『¿Puedo visitarte esta noche?』

Ni siquiera salió de su habitación cuando la paloma mensajera regresó con una respuesta.

『Te daría la bienvenida en cualquier momento.』

Lila fue a confirmar su contrato después de ver la invitación de Lacias. Se lo metió bajo el brazo y se acercó a Jane para prepararse para una salida.

—Jane, ¿podrías preparar un carruaje?

Jane levantó la vista de su fregona. 

—¿Hacia dónde, señora?
—Una visita a la mansión del Duque, por favor.

Jane sonrió alegremente y siguió fregando. 

—No creo que necesite prepararlo, mi señora.
—¿Qué quieres decir?
—Mire afuera. 

Jane señaló la ventana y la mirada de Lila siguió naturalmente el dedo de Jane.

Un carruaje maravillosamente brillante decorado con campanillas violetas y lavanda estaba estacionado frente a la Mansión Marshmell. Estaba en el lugar del viejo carruaje y estaba hecho de meridiano negro, un verdadera de lujo.

—El duque ha enviado ese carruaje, señora.

Lila estaba desconcertada 

—¿Lacias envió algo así?
—¡Por supuesto!

Lila nunca supo que Lacias podía ser tan romántico. Dado que él nunca tuvo un cónyuge en la novela original, no esperaba que le enviara estos detalles asombrosos. Este era un lado de Lacias que nunca se mostró, por lo que no podía depender de su conocimiento previo con él todo el tiempo.

—¿Cuánto tiempo hace que llegó?
—Todo el tiempo. Ha estado ahí desde que empecé a trabajar.

La confusión de Lila se hizo cada vez más clara. 

—¿Por qué no me llamaste entonces?
—Lo siento señora. Pero el jinete me hizo prometer que no lo haría.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Su excelencia le había dicho al jinete que no interfiriera con usted y se ocupara de su conveniencia, incluso si eso significaba una larga espera.

La confusión de Lila fue reemplazada por un rubor rosado.

—Está bien, bajaré después de prepararme. —Dijo, tratando de cubrirse la cara.

La sonrisa de Jane se ensanchó un poco más. 

—Sí, se lo notificaré al jinete.
—Gracias.
—Oh. Una cosa más, señora.
—¿Sí? 

Lila se detuvo en su camino de regreso a las escaleras cuando Jane se acercó a ella con cautela y cerró sus manos a los oídos de Lila para susurrar algo.

—No se preocupe. Me aseguraré de que nadie hable de que no volverá esta noche si es necesario.

NT: Nos salió pecadora y malpensada la sirvienta jaja.

**********
Lila se dirigió directamente a la oficina de Lacias después de bajarse del carruaje, el interior del carruaje era casi el polo opuesto al exterior, ya que por dentro tenía un lujoso tema de ébano con forros dorados. También fue diseñado para ser lo más cómodo posible, por lo que Lila no tuvo ningún problema para permanecer en él durante el tiempo del viaje.

Cuando llegó a su habitación, la puerta ya estaba abierta como si la estuviera esperando.

—¿Por qué estás parada fuera de la habitación hoy?

Lacias estaba de pie en la entrada de la puerta haciéndole señas para que entrara, Lila entendía la situación ahora.

—Pasa, pasa. Había estado esperando verte todo este tiempo.

Entró en la habitación y ocupó su lugar habitual junto a la mesa de trabajo con las tazas de té preparadas. La sonrisa de Lacias era hermosa, sus labios se redondearon en contraste con su mirada aguda.

—Como no me visitaste, me preocupaba que me hubieras dejado.
—No mientas.
—No estoy mintiendo. ¿Por qué crees que estoy mintiendo?

Lacias inclinó la cabeza ante su expresión genuina. Lila pudo decir que él realmente no entendía la razón. Ella decidió no responder y dejar que él decidiera en lugar de eso, comenzó con el tema realmente importante.

—Este es el contrato que traje conmigo. 

Lila le entregó un contrato escrito en pergamino a Lacias, él lo miró y lo hojeó sin mucho interés. Lila estaba un poco irritada.

—Por favor, dime si tienes alguna pregunta.
—Estoy un poco decepcionado. ¿No nos hemos visto en tanto tiempo y lo primero de lo que hablas es del trabajo?
—Sí. Ahora, por favor, sigue leyendo.
—No quiero.

Lila todavía no estaba preparada para este lado de Lacias. Ella todavía lo veía como una persona que se tomaba su trabajo muy en serio. Suspiró para sí misma y se apoyó en la mesa. Realmente actuaba a veces como un cachorro terco. 

—¿De qué tenemos que hablar?

Los ojos de Lacias brillaron repentinamente. 

—Tengo mucha curiosidad por saber qué has estado haciendo en tu tiempo libre mientras no trabajamos juntos.

«¿Hablaba en serio?» Lila fue tomada un poco con la guardia baja pero aun así respondió, sin ninguna sorpresa en su voz—: Horneé galletas
—¿Ah, de verdad? 

Sonaba genuinamente interesado.

—También hice macarons y magdalenas.

La expresión de Lacias cambió a la sorpresa, como si no esperara que ella mencionara tal pasatiempo. Pero Lila no dijo que solo los horneó para que averiguara qué le gustaba a Hir y se acercara a él.

Le gustaba el más dulce de ellos, los macarons. Especialmente los rellenos de crema espesa de chocolate.

Lila asintió un par de veces mientras recordaba rápidamente dónde estaba y trató de actuar como si estuviera concentrada todo el tiempo. Recordó la expresión de sorpresa de Lacias y se encogió de hombros como si no entendiera por qué la miraba así. Lacias rápidamente compuso su rostro y respondió con su tono habitual.

—Parece que te gustan los dulces.
—Sí, los disfruto.
—Entonces, ¿los hiciste para ti misma?
—No, eran para otra persona.

Lacias frunció el ceño ante esta declaración.

—¿Alguien... Más?

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