Lila sonrió al recordar a Hir montando en el columpio con su brillante sonrisa. Verdaderamente un momento fascinante para ella.

—Parece que se está divirtiendo, madame Marshmell —dijo un camarero, interrumpiendo su ensoñación.

Lila lo miró con una expresión un poco molesta. 

—Estaba pensando en mi hijo.

Después de ver al camarero alejarse, escaneó la habitación por un momento en busca de signos de su objetivo.

Era el día de la cena de Hiln, había un lugar reservado para ella en la parte trasera del pasillo, Lila pensó que era ideal para explorar toda la habitación. Algunas personas la saludaron al pasar y ella concluyó cualquier conversación prolongada, tratando de no perder de vista su objetivo.

No encontró especialmente divertido esperar a que llegara la señora Hiln. Sin embargo, sabía para sí misma que era lo mejor. Mientras estudiaba a las personas que la rodeaban una vez más, notó que el control que tenían sobre sus expresiones era anormalmente recto. Ya podía sentir que le temblaban los labios después de reírse de una broma terrible.

Lila leyó algunas de las tarjetas de boda que había recibido como la Sra. Marshmell durante su boda, y muchas de las personas aquí parecían coincidir con las que asistieron a su boda. Había mucha información inútil en la tarjeta, pero una tarjeta en particular se destacó para ella. 

Decía: 『Por favor, no te cases con ese hombre. ¿Por qué te casas con ese gordo feo? ¡Eres demasiado buena para él!』

Sin nombre del remitente, sin firma ni sello. Era una tarjeta aleatoria, inútil excepto por el contenido. Aun así, de alguna manera despertó algo en ella. No podía señalarlo, tal vez era la forma en que la señora Marshmell lo había conservado todos estos años... Como si fuera un documento precioso. Justo cuando Lila comenzaba a reflexionar sobre la peculiaridad de todo, vio a alguien acercándose por el rabillo del ojo.

—Hola. Lila... Quiero decir, Sra. Marshmell. 

Era una chica joven y bonita que no podía tener más de veinticinco años. Tenía el pelo largo y ojos casi rasgados que se sumaban a la belleza. Sin mencionar su acento único con el que Lila no estaba familiarizada.

—Ah. Señorita Nepeli, adelante. —dijo Lila, tratando de actuar lo más natural posible.

Lila había memorizando los detalles de cada invitado que llegaba a la fiesta ese día. Ella pidió específicamente a Lacias el día anterior una lista con sus nombres. Le sorprendió que él una vez más lo cumpliera sin dudarlo y le trajera una lista de información sobre cada invitado. Lila había pasado el resto de esa noche absorbiendo la información de cada invitado para estar lista en cualquier tipo de interacción con la que la Sra. Marshmell sabría cómo lidiar normalmente.

Edith Nepeli, hija del conde Nepeli, tenía una gran influencia en los círculos sociales. Incluso mientras caminaba hacia su mesa, un grupo de chicas jóvenes la seguía.

—Puedes llamarme Edith. —ella mencionó con un tono cuestionable.

Lila hojeó al grupo detrás de ella. 

—Está bien, Edith.

—Quería hacerte una pregunta si es posible. 

Personalmente, Lila prefería que la gente hiciera la pregunta de frente, en lugar de pedir permiso para hacerla. Sin embargo, entendió que era la forma que tenía Edith de iniciar la conversación.

Los ojos a su alrededor se iluminaron después de la pregunta. Casi como si fueran depredadores esperando que su presa hiciera un movimiento solo para hacerla pedazos. No había forma de escapar de ello, y Lila sabía que tenía que tener confianza cuando las cosas eran inevitables.

Lila sonrió y miró a su audiencia. 

—Pregunte.

—Escuché que se va a casar de nuevo. ¿Es eso cierto?

Lila había adivinado la pregunta y, dado que había firmado el formulario de matrimonio, y lo había enviado. Es posible que la información se haya filtrado desde allí. Sin embargo, dado que no estaba hablando de Lacias, parecía que Edith solo conocía ese punto.

NT: Se refiere a que conoce que Lila se va a casar, pero no sabe con quién.

—Sí, me voy a casar de nuevo. 

Lila escuchó susurros de la multitud casi instantáneamente después de hablar.

—Es asombroso cuando ha enviudado recientemente-.

—Es asqueroso verla tratando de seguir siendo una aristócrata.

Lila escuchó todo tipo de palabras que la describían, ni siquiera estaban tratando de ocultar lo que sentían por ella. Hizo que Lila se sintiera un poco disgustada, pero ciertamente estaba demasiado acostumbrada.

Un tono firme se elevó entre la multitud—: ¡Todos en silencio! No puedo oír a Lila... ¡A la señora Marshmell hablar! 

Sorprendentemente, fue Edith quien rompió la charla, aparentemente estaba ocultando un lado de ella que era feroz y fuerte.